Hoy se cumplen 160 años del nacimiento de Teresa Carreño


Sergio Moreno González|ÚN.- En restauración. Esa fue la última información que se tuvo de las piezas que integran la colección de Teresa Carreño en Venezuela. El museo, ubicado en el teatro que lleva su nombre y que debería reunir en exhibición todos sus vestidos, sus dos baúles con objetos personales, cuadros de la artista, el busto realizado por el escultor Pedro Basal y el ánfora donde trasladaron sus cenizas, se encuentra cerrado al público desde hace más de tres años.
teresaDe ese repertorio de objetos, hay dos que resaltan por su significado: los baúles de viaje. Teresa Carreño fue una peregrina de la música. En una época en que las mujeres se dedicaban al hogar, la pianista decidió arrebatar aplausos en los escenarios más exigentes del mundo. A 160 años de su nacimiento en Caracas, el 22 de diciembre de 1853, todavía se le recuerda como una de las intérpretes más trascendentales de América.
Su carrera comenzó tutelada por su padre, Manuel Antonio Carreño, cuando tenía cinco años. Los expertos coinciden en que estas primeras lecciones le forjaron el carácter y la técnica que demostraría en su juventud. Cuando el autor del Manual de urbanidad y buenas maneras -el conocido Manual de Carreño- no tuvo más que enseñarle, remitió a su hija al pianista Julio Hohené y, más tarde, al estadounidense Louis Moreau Gottschalk. La niña Teresa publicó su primera obra dedicada a su maestro, el Gottschalk Waltz, apenas a los seis años.
Al poco tiempo sus padres abandonan Venezuela por la difícil situación del país en 1862. La familia desembarca en Nueva York, ciudad que marcó su destino. Deslumbró a la crítica en una época en que los prodigios no eran muy famosos. Un año después de su llegada a EEUU ofrecía un concierto en la Casa Blanca para Abraham Lincoln, y después debutó como solista con la Orquesta Sinfónica de Boston. De ahí su talento conmovería al público de Francia, Reino Unido, España, Holanda, Alemania.
Teresa Carreño fue una mujer de avanzada no solo en la música. Se casó cuatro veces, sin importar lo mal visto que eran las divorciadas en su época. Tuvo cinco hijos, de sus relaciones vinculadas con el mundo de la música. Cuando volvió al país, en 1885, Guzmán Blanco le propuso encargarse de la temporada de ópera en Caracas. Su última visita al país no fue bien recibida, por la calidad de la compañía y por su estado civil, escandaloso para la pacata sociedad caraqueña de entonces.
Al parecer el elenco que contrató no llenó las expectativas de los caraqueños, que además expresaron su rechazo hacia una mujer que era divorciada y vuelta a casar, algo considerado un escándalo. Fueron boicoteadas las óperas presentadas y la temporada debió ser suspendida.
Carreño interpretó con brillantez las obras de los grandes músicos de la historia, pero también fue compositora, cantante lírica, empresaria y maestra. Aunque vivió casi toda su vida fuera del país, siempre llevó su nacionalidad en alto.
Sus cenizas fueron traídas a Venezuela en 1938 y sus restos reposan desde 1977 en el Panteón Nacional.

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