¡Claro que tengo utopías! Si uno se queda sin
utopías, ¿para qué seguir? El mundo ha avanzado
gracias a las utopías. De repente se realiza un diez
por ciento de una utopía, pero es un paso adelante.
Por eso, a contrapelo de la no historia que nos
quieren vender, hay que seguir soñando. Hay que
tener claro que la utopía no comulga con la religión
del dinero ni con la mezquindad. Y que una
generación sin utopías siempre será inmóvil.
¡Qué haríamos sin esos destellos de la
imaginación, casi inverosímiles, que son las
utopías.
Mario Benedetti