La danza como manifestación cultural de adoración y devoción se transfigura desde los albores de los tiempos, hasta llegar hacer culto de representaciones y vivencias propias de los pueblos.
Las primeras referencias se citan a partir de 1647, al respecto Junior Palacios, devela uno de los momentos más antiguos de los que se tenga referencia a nivel dancístico y teatral en Barinas, basado en el testimonio de Fray Jacinto de Carvajal, de su libro, “Descubrimiento del rio Apure”. “Tuvo ocasión en Barinas de presenciar la visita que le hiciera Don Francisco Martínez, Gobernador y Capitán General de la provincia de Mérida (de la que dependía Barinas) indios Guamonteyes que habitaban a las orillas del rio Boconó… Acudieron al encuentro vistiendo paños primorosos y bajo un derroche de simpatía y cordialidad, ofrecieron a los extraños, el grato espectáculo de las fiestas y danzas y juegos animados por la acción de sus bebidas peculiares”.
Para 1704, Miguel A. Schabel, nos deja uno de los documentos más completos sobre el teatro de la colonia, de un hecho ocurrido en las festividades de Santa Lucia, donde se detallan referencias teatrales y dancísticas de importancia: “Toca al capitán de locos buscar socios convenientes para salir con ellos por el espacio de ocho días antes y ocho días después disfrazados y enmascarados como decimos, por las plazas, por las encrucijadas y por las casas y alegrar a los ciudadanos de todos los modos, pero principalmente con la música. Estos se atreven a todo, todo lo que sea decente se les permite, sin escándalo o grave ofensa de nadie”.
Por otra parte Don Pedro Mazzei en su libro “Sabaneta de Barinas”, también hace referencias a los locos y no a diablos como se conocen hoy, los cuales desde el siglo XIX iban por las calles, de casa en casa, cada 28 de diciembre. Prensa/IACEB