Un niño negro de siete años paseaba de la mano de su padre militar por el parque. Ve a lo lejos un vendedor de globos.
—Papi cómprame un globo por favor —le decía mientras se dirigían al comerciante.
A menos de 30 pies de distancia un ciclista tumba accidentalmente al vendedor y la ristra de globos empiezan a subir como si fuera una carrera al infinito. El paisaje verde del parque se pinta de colores hermosos. Rojo, verde, amarillo, azul, blanco, violeta, rosa, anaranjado, globos de todos los colores, hasta un globo negro inundaron el firmamento de color.
—Papá, mira el globo que vuela más alto, ¿es por ser de color blanco?
—No José, no es el color del globo que lo eleva al cielo con rapidez, es por lo que lleva dentro, un gas llamado Helio que los hace flotar. Todos los globos están llenos de lo mismo.
—¡Ah!…
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