
Si alguien visita el inframundo y vive para contarlo es él. Conoce bien el camino: aunque ha ido muchas veces, siempre sale «transformado». Ahí en los cenotes, cuevas subterráneas inundadas y puerta de entrada a lo sobrenatural según los mayas, ha encontrado restos humanos, testimonios de sacrificios practicados por esa cultura. Fascinado, regresa una y otra vez para aprender la historia de cada hueso, para escuchar con sus ojos a los muertos, como dijo un poeta. «Soy un privilegiado por estar en lugares en donde nadie ha estado por siglos, ver objetos que hace mil quinientos años alguien puso ahí, tratar de entender lo que significan».
Un Indiana Jones científico
Llega a la entrevista disculpándose porque «ustedes me pidieron una camisa blanca, pero no encontré. Estoy mal acostumbrado: como soy arqueólogo, voy a todos lados de guayabera». De ojos que sonríen por casi nada, le divierte hablar de lo que…
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