La atención hospitalaria en la Barinas Colonial


La atención hospitalaria en la Barinas colonial, se inicia por primera vez con el establecimiento del hospital de Caridad. Le correspondió al Gobernador Miguel de Ungaro elaborar un reglamento provisional para regular las actividades asistenciales de ese nosocomio.

El primer artículo disponía, que solo se debía albergar enfermos provenientes de Barrancas, La Yuca, Obispo y la Luz, por ser éstos los únicos señalados por el Rey como contribuyentes de esta obra, quedando excluidos los habitantes de otras partes de la provincia, que sólo por caridad se les admitía en el hospital, siempre que hubiesen camas disponibles, además el médico debía certificar que el paciente debía mejorar su salud en el término de 3 a 4 días y estuviesen en capacidad de volver a su pueblo. Los pacientes que por la gravedad de su enfermedad tenía “cercana la muerte”, se les aceptaba, a fin de que pudieran recibir los sacramentos cristianos.

El segundo artículo establecía, que el paciente que presentara una enfermedad desconocida por el médico tratante, en el lapso de tres días se les daba de alta, el mismo trato era dado a los enfermos incurables. Las razones de estas medidas radicaban en el hecho de que el establecimiento apenas “disponía de 20 camas” y no se quería perjudicar a otros enfermos que ameritaban la atención.

En relación a la consulta externa, en ambos departamentos se prestaba el servicio de “cura exterior” en los turnos de mañana y tarde. La dieta alimentaria también fue regulada en esta normativa. Los pacientes con “dieta total” recibían como ración: caldo, dos cuartos de gallinas y una libra de carne por paciente, distribuidas en dos turnos. Los enfermos de “media ración”, recibían “medio cuarto de gallina” y una libra de carne por comida, además de pan.

Los sueldos del personal estaban regulados en reglamento. El mayordomo del hospital recibía el 8 por ciento de lo que se recaudase para el mantenimiento del hospital. El médico devengaría un sueldo de 20 pesos, el boticario mantenía un sueldo que oscilaba entre 8 a 10 pesos. Los enfermeros, cobrarían 3 pesos y la comida. La cocinera ganaría 4 pesos más la comida y al sacerdote se le cancelaría 7 pesos.

Autora: Marinela Araque Rivero

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