Ranas y espárragos


BLOG SALTO AL REVERSO

Allí, dónde todavía
las lágrimas son solo
saliva de rana,
y las ramas,
vías y museos
de hojas simultáneas,
allí dónde las piedras
festejan ser homónimas,
justo ahí,
es donde escarban
los verdaderos y animalados
hombres que siempre seremos
los asnos de los príncipes.

Y luego, las princesas,
con su polvo que brilla
picante y afilado,
ese ahogo innecesario
entre los dientes,
esas alas sutiles y mínimas
que no vuelan,
y esa inmaculada
raya blanca de cráneo
que ordena
la disposición orquestal
de una acuosa melena.

Todo y con nuestras humildes
y achatadas calabazas,
los asnos y las mujeres,
siempre volveríamos
a comernos la manzana.

– Enrique Urbano.

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