Sálvano de Jesús Uzcátegui. El hijo distinguido de Obispo


Marinela Araque Rivero

El 13 de marzo de 1921, el Concejo Municipal del Distrito Obispo sancionó un acuerdo concediéndole al General Sálvano de Jesús Uzcátegui el título de Hijo distinguido del Distrito Obispo en una manifestación de gratitud por sus altos méritos y por ejercer la Jefatura Civil de ese distrito.

Las consideraciones a la que aludía el acuerdo, referían a la correcta actuación de Uzcátegui por su modo de ser como hombre en lo privado que le hacía merecedor del reconocimiento del pueblo y acreedor al mayor grado de estima y aprecio.

El acuerdo fue entregado al Gral. Sálvano de J. Uzcátegui en la ciudad de Barinas donde residía. La comisión encargada para tales fines estaba constituida por los obispeños Rafael Contreras y Napoleón Torrealba.

Tal gesto de agradecimiento sorprendió gratamente a Sálvano de J. Uzcátegui, quien desde Ciudad de Nutrias envió una correspondencia a la municipalidad de ese distrito donde expresa: “Tanta honra me abruma sobremanera, tanto más, cuando nada he hecho en obsequio de esa localidad cuyos moradores siempre se han distinguido por el brillo de sus costumbres, timbre y orgullo de las familias de su noble estirpe…”

Destacaba el general, que durante el corto lapso de su administración en Obispo, no conoció opositores ni supo de disociadores, sino de elementos siempre en actitud de propender al bien de la comunidad.

Hasta llegó a decir, que en esa localidad no existían de esos “agiotistas sorventes” que abundan en otros lugares, refiriéndose a los agitadores de profesión como los hay ahora. Pues creía, que esos personajes siempre utilizaban a las autoridades para sus maquiavélicos planes y como base para mantener sus prestigios de “gamonales”.

Caciquismo que se mantiene siempre por la influencia del dinero, bajo la coerción y la amenaza para controlar la vida política de la comunidad, -pues para el general-, estos sujetos se ponen siempre al servicio de los gobernantes de turno sin importarles las tendencias políticas, todo por una cuota de poder. Estas eran las razones por la que Sálvano de J. Uzcátegui demostraba su simpatía por Obispo.

El gesto de este pueblo lo obligó hacer pública su gratitud, por lo que llegó a considerarse como un hijo de Obispo y como buen hijo le ofrendó la promesa de llevarlo siempre en su corazón y en su memoria.

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