Samuel L. Hurtado C.
La frase de que “La República es como un cuero seco, que cuando lo pisa por un lado, se levanta por el otro” atribuida al general Antonio Guzmán Blanco para hacer referencia a los constantes alzamientos y revueltas a los que se enfrentaba su gobierno, se puede muy bien aplicar a los primeros años del siglo XX, cuando las conspiraciones aún seguían marcado la manera en que determinados grupos o sectores expresaban su descontento o rechazo contra el gobierno de turno, muchas de las cuales contaban con el apoyo de fuerzas extranjeras.
Un caso particular lo representa lo sucedido el 25 de julio de 1901, cuando el médico, militar y político, Carlos Rangel Garbiras, -quien se encontraba exiliado en la ciudad de Cúcuta desde el año de 1895-, con ayuda del gobierno Conservador de Colombia, invade el Táchira en compañía de un ejército conformado por cinco mil colombianos, los cuales son derrotados dos días después por las fuerzas del entonces presidente de la república, General Cipriano Castro. A los años siguientes, Garbiras renovará sus intenciones de invadir nuestro país, pero corre con la misma suerte del año de 1901, exiliándose nuevamente en territorio colombiano.
Ante tal situación, y siguiendo los lineamentos del presidente de la República, quien en su proclama del 26 de julio había suspendido los derechos de los venezolanos estipulados en el artículo 17 de la Carta Magna vigente, el Presidente Provisional del estado Zamora (hoy Barinas), doctor Jesús María Quintero, proclamó una serie de medidas a fin de garantizar la “conservación de la paz y estar además prevenido ante cualquier intentona revolucionaria” que profanara el “sagrado territorio de la patria”. Al respecto, se estableció como requisito obligatorio el uso del pasaporte o visa para entrar o salir del estado Zamora, para lo cual, las personas interesadas debían acudir ante la autoridad civil correspondiente, quien les expediría gratuitamente el documento solicitado. De igual manera, se dispuso que las personas que poseían bestias debían verificar nuevamente su empadronamiento, no pudiendo disponer de ellas sin previo aviso a la primera autoridad civil de su jurisdicción.
Paradójicamente, Garbiras luego de sus intentos fallidos para derrocar el gobierno del general Cipriano Castro y tras la toma del poder por el general Juan Vicente Gómez, es incorporado como miembro principal del Consejo de Gobierno del Estado, instalado el 13 de agosto de 1909.
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