Palabra del día: opio


opio

El opio se obtiene a partir de las cápsulas verdes de la amapola

Los griegos llamaron opion, diminutivo de opós ‘jugo vegetal’, al jugo de las adormideras, cuyo poder hipnótico y euforizante ya conocían hace seis mil años los sumerios, que llamaban a la adormidera «planta de la alegría». Este nombre aparece documentado en latín por Plinio como opium, con el mismo significado, en el siglo I de nuestra era.

Homero describe en la Odisea los efectos de esta planta muy conocida en la Grecia clásica, aunque su uso, curiosamente, no se haya extendido al resto de Europa a partir de los griegos, sino de los árabes. Estos recogían el opio en Egipto, donde se usaba con mucha frecuencia en medicina, y lo llevaban para venderlo tanto en Oriente como en Occidente: fueron así los primeros narcotraficantes, en un tiempo en que esa profesión estaba menos desprestigiada, aunque rendía, en compensación, menos ganancias que hoy.

Opio tiene un sinónimo poco conocido en español, a pesar de que figura en el Diccionario de la Real Academia: anfión, documentado por primera vez en 1609 en el Diccionario de germanía, de Juan Hidalgo, y que llegó a nuestra lengua a través del portugués anfião, que también proviene del griego opion.

Hasta el siglo XIX, la venta de esta droga era libre, pues estaba rodeada por un aura de sustancia benéfica que aliviaba dolores y sufrimientos. Ese fue el sentido que le dio Karl Marx cuando dijo «la religión es el opio de los pueblos».

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