Marinela Araque
Barinas, capital de la provincia del mismo nombre, no contaba para 1836 con un colegio elemental para la educación de sus jóvenes, sin embargo, Guanare que para la época pertenecía a Barinas, tenía el colegio San Luis Gonzaga. Esta situación según refiere Virgilio Tosta, causó “espinita” que se había clavado en la piel de muchos barineses.
Para sosegar los ánimos de la población, la Diputación de la Provincia sancionó el 9 de diciembre de 1836, dos ordenanzas, donde se decretaba el establecimiento de una clase de Gramática Latina para la enseñanza de los jóvenes de la ciudad.
Asimismo, creyó conveniente que era su deber fundar un colegio para los jóvenes de la provincia, obra que no era posible realizarla en esos momentos por la escasez de las rentas provinciales.
Como medida promocional, la Diputación ordenó que el Gobernador de la Provincia, a través de los concejos municipales convocara a reuniones de vecinos con el propósito de animarlos a realizar suscripciones voluntarias, con aportes que oscilarán entre diez y quinientos pesos, que permitieran el establecimiento del colegio.
Posteriormente, el 28 de octubre de 1840, fue inaugurada en la ciudad de Barinas la clase de Latinidad y la de Gramática Castellana, creada por decreto del Congreso de la República el 9 de mayo de ese año.
Las clases de Gramática y Latinidad se siguieron ofreciendo en la ciudad sin mayores adversidades, pero el proyecto para el establecimiento del colegio no se cristalizaba a pesar del interés del gobernador de la provincia Napoleón Sebastián Arteaga y de la aspiración de los pobladores.
Pero si fue creada, una escuela normal el 2 de diciembre de 1850 por la Diputación Provincial, bajo el mandato regional del doctor Guillermo Tell Villegas. La misma fue instalada el 2 de agosto de 1851, pero no pudo mantenerse y fue eliminada el mismo año de su inauguración, el 5 de diciembre. Porque según argumentaciones del gobernador Sebastián Arteaga, no había correspondido al objeto de la institución.
Tosta reseña, que los argumentos de Arteaga para pedir el cierre de la escuela normal a la diputación eran bastantes “deleznable, y carente de la sensatez que aparentaba tener.” Es más, recalca que Sebastián Arteaga quería “sacarse la espinita”, y convertir en realidad el proyecto que siempre había soñado: establecer un colegio semejante al que había en Guanare.
En efecto, el 26 de diciembre de 1851, la Diputación de Barinas creó el Colegio Provincial acordes con las necesidades y conforme a las circunstancias del siglo, haciendo énfasis en que “debía contar con sus propios recursos, a fin de independizarse en esta línea”. Este colegio según lo dispuesto en uno de sus articulados llevaría el nombre de Colegio Bolívar en memoria del Libertador.
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