Este adjetivo se aplica hoy al sujeto ‘palurdo, simplón, torpe, que se queda embobado con cualquier cosa’. Está registrado en nuestra lengua desde la primera mitad del siglo XIX, aunque el Diccionario solo lo incorpora en su edición de 1884.
Su origen es incierto, pero Corominas propone el étimo gesnapper, supuestamente formado por los soldados españoles en Flandes con las palabras neerlandesas gesnapp ‘parloteo’, ‘charla’ y snapper ‘charlatán’.