Arnaldo Jiménez: “la poesía es un modo de andar despiertos, oliendo y oyendo, saboreando y palpando el mundo”


Arnaldo Jiménez nació en La Guaira, Venezuela en 1963. Poeta, narrador y ensayista. Es licenciado en educación en la especialidad de Ciencias Sociales por la Universidad de Carabobo. Maestro de aula desde el 1991. Es miembro del equipo de redacción de la Revista internacional de poesía y teoría poética: Poesía del Departamento de Literatura de la Dirección de Cultura de la Universidad de Carabobo, así como de la revista de narrativa Zona Tórrida, de la misma Universidad.

capturada1En poesía ha publicado: Zumos (2002). El silencio del agua (Recopilación y notas. Poemas y dibujos creados por niños y niñas, 2007) Tramos de lluvia (2007) y Caballo de escoba (2011). En narrativa ha publicado: Chismarangá (2005), El nombre del frío, cuento infantil ilustrado por Coralia López Gómez (Editorial Vilatana CB, Cataluña, España, 2007),  con el cual representa a Venezuela en la colección Cercamón de la mencionada editorial. Orejada (2012) y El silencio del mar (2012). En ensayo ha publicado: La raíz en las ramas (2007), La honda superficie de los espejos (2007), y el libro de aforismos Cáliz de intemperie (2009).

Primer premio en el concurso nacional de cuentos Fantasmas y aparecidos clásicos de la llanura en el 2002. Premio nacional de las artes mayores 2005. Obtuvo dos premios nacionales del libro región centro occidental por El silencio del agua y La honda superficie de los espejos en el 2008.  Recibió la orden Juan Antonio Segrestaa en el 2008. Mención especial en el concurso nacional de cuentos Salvador Garmendia 2010. Finalista en el concurso nacional de microficción Los desiertos del ángel 2010. Finalista en el concurso nacional de cuentos Guillermo Meneses 2011. Mención especial en el concurso nacional de poesía Festival mundial de poesía 2011. Segundo Lugar en el concurso nacional de cuentos Por una Venezuela literaria, 2012. Finalista en el concurso de microcuentos, Cada loco con su tema, México,2012. Premio nacional de poesía Rafael María Baralt 2012. Premio nacional de poesía Stefanía Mosca 2013.

Rafael Ayala: ¿Qué es la poesía?

Arnaldo Jiménez: La poesía es la palabra que más se acerca a la vida, que fluye con ella y se hunde y emerge balbuceando sus milagros. No tiene un solo ser, es una pluralidad de identidades que se oponen y se afirman y danzan juntas frente a la llama perdurable de la muerte. La poesía no es el poema, pero si éste fue escrito desde las emociones y los asombros, desde la hoguera de los pulsos, y se lee en él el puente necesario que une palabra y vida, entonces la poesía se respira en el poema y pueden confundirse. La poesía también es un modo de conocimiento, el más elevado que hemos podido darnos, situada más allá y más acá de la ciencia, la poesía es la indagación sobre las realidades externas e internas que así muestran sus inutilidades y sus utilidades. Es un modo de andar despiertos, oliendo y oyendo, saboreando y palpando el mundo con la conciencia que esto implica; religión con o sin dios, instrumento de lucha y de amor; un modo de enseñanza.

Rafael Ayala: ¿Desde tu punto de vista qué puede reflejar el poema?

Arnaldo Jiménez: El poema refleja al poeta en sus relaciones con él mismo y con el resto de lo otro y de los otros. Puede ser una máscara o un espejo, pero siempre mostrará una parcialidad de ser, porque el ser es fluidez y cambio, porque la palabra sólo puede atajar un momento y hacerlo perdurable en lo que el alma tiene de eterno, los sentimientos; y aún estos sentimientos están sometidos al cincel del tiempo, a los avatares de la historia. Lo que exprese un poema dependerá de lo que el poeta haya percibido, haya buscado, haya encontrado. La conciencia de escribir implica a la de escribirse, así como la conciencia de leer implica a la de leerse, siempre rasgos, siempre muecas o gestos sinceros, siempre parcialidades, el ser humano nunca llegará a encontrarse en plenitud; sería una contradicción, sólo es pleno lo que puede vaciarse, y sólo se vacía lo que puede ser pleno, ninguno de los dos estados son permanentes ni se alcanzan con grados absolutos de perfección; quizás la perfección consista en no ser prefectos. El poema puede mostrar un desespero, un afán de ser reconocido, puede mostrar humildad, conciencia del delicado trabajo con la palabra.

Rafael Ayala: ¿Cuáles son los poetas que más han influido en tu obra?

Arnaldo Jiménez: Es difícil precisar la respuesta a esa pregunta, ya que al mencionar la palabra obra  como algo personal, se desvirtúa el origen de las influencias y de la obra como parte del resultado de esas influencias, me explico: no sólo poetas influyen en una obra, sobre todo la historia del poeta, su pasado, su modo de enfrentar la nostalgia. Hay un sinfín de seres que dejan sus voces mucho más marcadas que la lectura y la admiración por algunos poetas; sin embargo, para no irme por otros derroteros, entre estos últimos te puedo nombrar a Eugéne Gulillevic, a Adhely Rivero, Víctor Manuel Pinto, Luís Alberto Crespo, Antonio Trujillo, Rafael José Álvarez, Sergio Quitral, Teófilo Tortolero Williams Carlos Williams…, te puedo afirmar que las influencias de estos y otros poetas no se da al nivel de su modo de escribir sino en sus formas de indagar, en los giros que de repente le dan a la realidad y uno adquiere un nivel más amplio de conciencia.

Rafael Ayala: ¿Cómo ves la poesía venezolana actual?

Arnaldo Jiménez: En mi opinión la poesía venezolana es de las mejores que se producen en el continente, para ser moderado. Hay poetas inmensos, grandes desconocidos y grandes conocidos. Sin dejar de mencionar para nada la invalorable poesía que desde las mujeres se nos ofrece como un plato lleno de exquisiteces. El panorama se ha abierto como nunca antes en cuanto a las posibilidades de publicación, hay miles de personas publicando poesía, ya sabemos que esto es un fenómeno interesante con sus aristas positivas y negativas. Entre las primeras indudablemente que hay que resaltar el hecho de que a las personas se les dé la oportunidad de mostrar sus talentos, de masificar y acercar al libro a los lectores permitiendo que el número de éstos se multiplique cada día más. Entre las negativas podemos decir que esos talentos no siempre son tales, que hay una cierta ligereza en el trabajo con la palabra poética, lo cual muestra la cultura plana del capitalismo, su manera de matar a las criaturas genuinas como la poesía con las mismas armas que esta produce, los poemas, los libros de poemas. De esta manera te encuentras con varias vertientes dentro de las producciones donde la valoración de la imagen poética trabajada con sencillez y honesta profundidad casi no existe. Encontramos una poesía de vanguardia, muy apresurada, decir por decir, casi panfletaria, una poesía urbana que se contenta con nombrar los vicios que nos atañen como sociedad sin que en ese nombrar haya un sudor, un empeño por ser creativos. La juventud debe decidir por la calma, la paciencia en el acto de escribir, debe entender que escribir no es un hecho aislado de la cultivación del alma y el despertar de los ojos.

Rafael Ayala: ¿Háblanos de tu libro Tramos de lluvia, qué te llevó a escribirlo?

Arnaldo Jiménez: Las motivaciones de este libro, son las mismas que han producido otros libros, sean inéditos o no: extender un regalo a mis afectos más cercanos, construir una herencia o una memoria con el cemento de las palabras. Tramos de lluvia fue y es el regalo que le debía a mi madre y a mi hermana. Está hecho con la nostalgia de una pérdida que aún no se había producido y con la alegría de una presencia que todavía arrojaba hacia mí sus destellos de compañía. Es un libro que casi no puedo leer en público, un libro que quise haber desgajado sobre el cuerpo de mi madre para curar sus heridas, aunque de cierta manera lo hice, ella lo conoció y lo amó, así como amó a Zumos, que también contiene mucha de nuestra memoria como familia. El motivo principal de Tramos…fue la posibilidad de que mi madre lo leyese antes de morir, y así fue, estoy agradecido al destino por esto.

Rafael Ayala: ¿Cuál fue el punto de partida para la composición de tu poemario Caballo de escoba?

Arnaldo Jiménez: El punto de partida es el intento de recuperar las infancias, ordenarme en el alma las pérdidas, enfrentarme con mi mejor arma, las palabras, a las mudanzas que han marcado mi vida con ese desasosiego que dejan en el rostro, suturarme la grieta que dejó mi padre al abandonarnos pequeños, decirle al destino que no quiero ser él, que me opongo a su nefasta repetición de hechos; darles ese regalo a mis hijas, para quienes ese Caballo “es el mejor libro del mundo”, ya que en él ellas galopan sobre el lomo de la mayor ternura que conseguí para montarlas y hacerlas andar conmigo. Recordar y agradecer la presencia de mi abuela en mi vida.

Rafael Ayala: También has publicado narrativa. ¿Qué me puedes decir sobre tu obra narrativa? ¿Desde siempre has sentido la necesidad de escribir en ambos registros?

Arnaldo Jiménez: Debo aclararte que yo lo único que escribo es poesía, pero la diversifico en otros géneros, la poesía desde mi punto de vista no es un género literario, es un modo de enfrentarse al mundo y de buscar, tanto preguntas como respuestas. La prosa, como el poema, existen fuera y dentro del poeta, existen en las personas que nos acompañan y desaparecen, que asumen sus destinos con gallardía de guerreros y se las arreglan para salir airosos o para ser derrotados. Hay asuntos que merecen una prosa y hay otros que merecen un verso. Cada persona es un hecho poético y por tanto narrativo. Mi obra narrativa está construida en su mayor parte con las historias de los seres que nacen y mueren anónimos, sin saber que sus historias son la verdadera sangre del tiempo que nos ha tocado vivir. Yo quiero darles un lugar en la literatura, colocarlos con sus modos de ser, que son los mismos míos y tuyos, con algunas diferencias propias de la diversidad humana. Yo necesito pensar y sentir en diferentes registros, y además necesito como persona no repetirme, no encasillarme, no ponerme a mí mismo las marcas o las etiquetas. No me gusta que se me ubique en una casilla de archivos, este es un poeta de poemas mínimos, por ejemplo, o este es un narrador de cuentos infantiles, para mí es una necesidad diversificarme, es un asunto de inquietud personal, nada complicado cuando entiendes que lo único que escribes es poesía.

Rafael Ayala: ¿Cuéntanos acerca de tu participación en el XI Encuentro internacional de poesía U.C. 2013 y en la Semana de la Narrativa, U.C. 2013.

Arnaldo Jiménez: Bueno, nuestro Encuentro Internacional de poesía, el primero que se realizó en el país y el mejor que se lleva a cabo en el ámbito universitario, es una herencia que dejó mi amigo Adhely Rivero conjuntamente con otros poetas como Carlos Osorio, es una historia ya conocida, mi participación en estos encuentros- ya me han invitado varias veces-, es doble, a veces como poeta oficial, es decir a leer poesía, y siempre como apoyo moral para que este evento no desaparezca. Es una oportunidad para conocer a otros poetas, tanto nacionales como internacionales y compartir opiniones y anécdotas. Un encuentro muy fraterno, caluroso en el que rápidamente se establecen vínculos afectivos entre personas que se desconocen pero que dejan que la poesía realice su trabajo de hermandad. En la actualidad los poetas Víctor Manuel Pinto y Carlos Osorio, así como un grupo de poetas jóvenes como Daniel Oliveros, Tannia Maruja, Víctor Panza, entre otros, conforman una red de trabajo que procura no sólo que nuestro Encuentro no decaiga, sino que se mantenga la calidad de los poetas invitados así como la posibilidad de ampliarlo a un público cada vez más numeroso. Por cierto, ese grupo de poetas jóvenes que te nombré, hay otros que no recuerdo ahorita y a los cuales pido disculpas por no nombrarlos, conformaron también una fundación que lleva el nombre del gran poeta Teófilo Tortolero, una fundación que diversifica sus actividades trabajando por amor al arte de la palabra, y entre sus opciones de trabajo se encuentra la poesía, la narrativa y el ensayo. Con ellos y el Departamento de literatura de la Dirección de cultura de la U.C. se retomó la Semana de la narrativa, esta vez con más fuerza y de la mano de otro logro de la Universidad de Carabobo como lo es la revista Zona Tórrida, ahora dedicada al hecho narrativo en su praxis y en su teoría. Así que me siento orgulloso de pertenecer tanto al equipo de redacción de la revista Poesía como de la Zona Tórrida y por supuesto de poder colaborar con mis textos y mis lecturas en el sostenimiento de nuestras actividades literarias. La semana de la narrativa también tiene grandes proyectos que poco a poco se irán develando, en esa semana uno puede apreciar los escritos de otros narradores nacionales y comerciar textos e iniciar amistades con ellos y ellas.

Rafael Ayala:  Finalmente, ¿en qué proyectos actuales estás trabajando?

Arnaldo Jiménez: Bueno amigo, hay varios proyectos, en poesía he querido soltar en un poemario que adelanto llamado Resurrecciones, el poema corto, signado por la economía de palabra como lo hice con Zumos y Salitre, entre otros. En narrativa he terminado dos novelas, una que tenía muchos años escribiéndola, llamada Entrepuertos, la cual narra de manera poética los avatares de mi familia de puerto en puerto desde antes del nacimiento de mi abuela hasta el nacimiento de mis hijas. La otra novela está recién terminada y se llama Karkinos, lo cual significa cangrejo en griego. Es una novela en la cual me propuse entrar y salir por diversos géneros literarios de manera espontánea, en ella se cruzan y se determinan, la narrativa infantil, la novela policial, la policial-negro, el terror, la ciencia ficción, el ensayo, el humor y el erotismo; espero haberlo conseguido. También tengo pendiente terminar el libro Mireteando, el cual conforma la trilogía narrativa por medio de la cual trato de desmontar los órganos físicos de la oralidad, la voz (Chismarangá, 2005), el oído (Orejada, 2012) y los ojos ( Mireteando, inédito).

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