César Rengifo dio voz a los vulnerables (Fragmentos e Infografía) | ciudadccs.info


CESARRENGIFOGRANDEEl maestro César Rengifo legó una vasta obra escrita, principalmente dramatúrgica, en la que recorrió los diversos periodos históricos de Venezuela −incluso antes de ser Venezuela−, que van desde el período prehispánico, pasando por la Colonia e Independencia, hasta llegar a la etapa contemporánea.

Se trata de una especie de semblanza del país en la que la voz no es la de los poderosos de siempre, sino que retumban los ecos de los más vulnerables e invisibilizados: de la mujer, del campesino, del indígena, del afrodescendiente. Rengifo fue un artista que se encargó de investigar la evolución social y cultural del país y de retratar la belleza y denunciar las sombras de una historia que pocos abordaban en el momento que le tocó vivir a este creador caraqueño.

Ese carácter revolucionario de sus letras tiene plena vigencia, pues se trata de una manera de ver la realidad, que es esencia de la Revolución Bolivariana que nació de la mano de Hugo Chávez. Sus escritos se centraron en valorar a aquellos venezolanos que fueron humillados, excluidos y atormentados en la historia.

En torno a esto, el dramaturgo Néstor Caballero indicó que la intervención artística, histórica y cultural que emprendió César Rengifo en su tiempo fue un hecho extraordinario e innovador.
“Titánica y revolucionaria, me atrevería a decir, Titánica porque se propuso y logró contar la historia de Venezuela desde sus raíces más profundas, autóctonas, mágicas, a partir de nuestros ancestros y sus mitos en obras como Oscéneba, Curayú o el vencedor; Apacuana y cuaricurián. Luego continúo con obras sobre el terrible período de la Conquista y la Independencia en piezas como Joaquina Sánchez, Manuelote, María Rosario Nava, Esa espiga sembrada en Carabobo; hasta llegar a sus temas sobre el petróleo y la desventura que ha sido su aparición para Venezuela, como lo son Las mariposas de la oscuridad, El vendaval amarillo, El raudal de los muertos cansados”.

Agregó que el abordaje histórico que plasmó Rengifo en sus obras fue un suceso que en el teatro venezolano nunca se había presenciado, debido a que visibilizó a la población venezolana. “La labor que emprendió también fue revolucionaria, pues en sus obras contó un país desde el punto de vista de los perdidos, de los desclasados, de los eternos marginados por las políticas de los imperios, primero el español y luego el norteamericano, asociado con las clases poderosas, dominantes y entreguistas que aún hoy en día vemos por ahí”.

Por otra parte, el escritor y poeta Freddy Ñáñez considera que Rengifo fue un creador completo, pues se desempeñó en diversas áreas del arte. Además, agregó que también se caracterizó por ser un intelectual y militante revolucionario.

“Podría decirse que Rengifo fue un camino hacia la reinterpretación de la historia nacional, en su reconstrucción crítica en términos políticos, éticos y estéticos. Una reinterpretación más allá de los hechos. Su poética puso el acento en la resemantización de los protagonistas y los acontecimientos que poblaban la memoria oficial y la reinvención de otros hechos y sujetos borrados deliberadamente. Se puede decir que su gran aporte al pensamiento nacionalista contemporáneo consiste en haber hecho visible otra dimensión de la identidad”, expuso el entrevistado.

La importancia en la dramaturgia

Caballero expresó que la obra de Rengifo tiene mucha importancia en lo que respecta a la dramaturgia venezolana. “Él estrenó El vendaval amarillo en el Primer Festival de Teatro Venezolano del año 1959. Ahí colocó la piedra fundacional de lo que sería el teatro moderno en Venezuela. Ahí es un precursor, el padre del teatro moderno y contemporáneo en Venezuela. También Rengifo tiene una importancia de fondo, sobre lo que es la escritura dramática, pues desarrolló una dramaturgia anti-conquista al crear una obra desde nuestras fibras, desde nuestros orígenes y principios”.

El escritor enfatizó en que César Rengifo demostró con el arte y la cultura las experiencias y dificultades que vivió el pueblo venezolano en el pasado. “Lo hizo y lo logró con arte, con una inmensa fibra creativa, con un ímpetu y dinamismo innovador y, lo más difícil para un artista, lo logró desde la mirada del supuestamente vencido, pues clama reivindicando el ser, dignificando lo humano”.
En este sentido, comentó que el caraqueño no solo se centró en demostrar las carencias del pueblo venezolano, sino que también promovió la conciencia y la esperanza. “Su dramaturgia realista, en contenido y forma, lo ubican en la más categórica y definitiva modernidad del teatro universal. Y, por si fuera poco, tiene una importancia ética, comprometida con el hacer de justicia, con lograr que la dignidad, hija de la igualdad, prevalezca”.

Ñáñez apuntó que el teatro que promovió Rengifo estimula el pensamiento crítico y liberador. “El de Rengifo es un teatro que piensa y se piensa. Su novedad trascendente reside en que, siguiendo esa vocación de rehacer lo borrado en términos históricos, encuentra su altura poética en la conquista de su innombrable: el sujeto de una subjetividad emergente. La pregunta sería: ¿Cuál es el sujeto de la obra?, un ser que se despliega desde sus posibilidades de existencia y que es al mismo tiempo memoria y reserva de un conflicto irresoluto. Líderes indígenas, mujeres, negros esclavos, seres anónimos, niños, campesinos, y próceres renovados en su condición humana de revolucionarios”.

También agregó que el maestro César Rengifo utilizó varios elementos que le dieron vida a su obra de carácter vanguardista: “Lo genial en Rengifo −a mi parecer− se muestra en la metodología que emplea para desplegar una dramaturgia fiel a sus contornos, en tanto al género literario y al mismo tiempo a la interculturalidad que encarna: la concepción del tiempo circular y multidireccional contra la tradición occidental hace de sus obras de la resistencia una verdad poética. Soslayando la lógica de un tiempo unilineal y discontinuo logró interpelar lo real en un diálogo de poder infinito y pancrónico y darle rostro a una subjetividad hasta entonces devaluada”.

Formación y aprendizaje

Caballero sostuvo que Rengifo reivindicó la idiosincrasia de nuestro pueblo no solo mediante su arte sino también de forma activa como sujeto político y revolucionario. Recordó, como ejemplo, que el maestro participó en una protesta contra el entonces Eleazar López Contreras, después de la muerte de Juan Vicente Gómez.

Según Caballero, López Contreras, junto con las clases dominantes conformadas por empresarios y el imperio norteamericano, pretendía mantener el legado del terror que emprendió Gómez. “Aquel 14 de febrero (de 1936), fue cuando los estudiantes y el pueblo salen a la calle y se reúnen a protestar en la Plaza Bolívar, exigiendo mejores condiciones de vida y democracia. Era una manifestación sumamente peligrosa para ese gobierno, cuyos representantes no pensaban permitir que el pueblo le arrebatara sus riquezas”.

“Aun sabiendo el peligro que corría, César Rengifo, entonces estudiante de la Academia de Bellas Artes, desprende la bandera de Venezuela de ese instituto y se marcha a protestar hacia la plaza, seguido de otros estudiantes. La manifestación terminó en tragedia pues desde el edificio de la Gobernación ametrallaron a la multitud y luego comenzaron a fusilar a personas, entre ellas a tres estudiantes de Artes Plásticas que estaban con Rengifo. Esa fue parte de su formación: estar siempre con el pueblo y sus luchas”, destacó.

Agregó que es importante mantener vigente el legado de Rengifo. “El mejor tributo es no permitir que se convierta en solo una pieza de museo donde se le rinde homenaje una vez al año. Es importante que su obra dramática no solamente se difunda, sino que se monte en todos los escenarios posibles. Es importante, importantísimo, porque Rengifo es un reservorio moral, revolucionario, sobre nuestra nacionalidad. Es importante porque él, con su obra, nos demuestra el sentido de luz y libertad que tiene que conocer nuestra historia. En Rengifo no hay discrepancia entre el amor, la Patria y el arte”, puntualizó.

Ñáñez acotó que la formación de Rengifo se forjó a través de las experiencias de vida que adquirió el pueblo venezolano tras la opresión y explotación de las clases dominantes. “Se dice que fue un autodidacta, pero si lo pensamos bien todo mundo lo es. En todo caso su formación como artista e intelectual pareciera ser consecuencia de una fidelidad política por el país que se manifestaba como esperanza. Era comunista y bolivariano, se sentía como un indio y pensaba como un poeta. No creo que Rengifo haya podido verse en otro espejo que no fuese la herida social de la que él mismo provenía”.

Destacó también que es importante rendirle tributo al maestro, debido a que su obra capturó el sentir del pueblo venezolano. “Es un autor fundamental que logró examinar el alma social de un país que se parecía mucho a una batalla inconclusa”.

“Vivimos tiempos de grandes definiciones. Dejamos atrás un proyecto cultural decadentista que horadó el sentido de Patria y de identidad, que hizo de la venezolanidad un chiste o un mal ejemplo. Esto significa que nuestros días demandan reinterpretación, autopoiesis y pensamiento sobre el ‘nosotros heredado’ y el ‘nosotros posible’. César Rengifo en su época no hizo otra cosa que abonar el terreno para encarar las interrogantes presentes”.

Versos rebeldes

Otra de las facetas en el campo de la palabra que emprendió César Rengifo a lo largo de su vida fue la poesía, donde plasmó maravillosos y hermosos versos que estuvieron cargados de armonía y pasión. A pesar de tener este dote artístico, su parte poética no es muy conocida en la actualidad.

Algunos de estos poemas englobaron su perspectiva de lo que representaba el mundo, la naturaleza, la humanidad, el romance y la espiritualidad. Un ejemplo de estas características, las presentó en su colección de poemas llamada Espacio del sueño: “Te busco en el aire que trae olor a tierra y mares./ Te busco en las rosas desnudas y castas en tu color./ Te busco en el vuelo límpido de las palomas/ y en el juego azul y blanco de las aguas.// Más ¿en que país de sombras y cantos marchitos/ te quedaste, tú, compañera ilusión?”.

Por otra parte, Rengifo también hizo critica al sistema capitalista desde una óptica reflexiva en su poesía. Una muestra de ello es su poema Ahora: “Los traficantes de todas las guerras./ Los que han vivido siempre amasando/ la sangre, el sudor, las angustias.// Los que han pisoteado/ violentos e impasibles/ el derecho a la vida de todos los de abajo./ ¡Los cuervos, los pulpos, los vampiros!”.


Esa espiga sembrada en Carabobo

FRAGMENTO

Un camino rural, situado a una jornada, a pie de la sabana de Carabobo. Es de noche, un pequeño grupo de soldados avanza llevando sobre una camilla rústica a un compañero muerto cubierto con una cobija azul y roja. Los soldados visten pantalones y blusa de lienzo, calzan alpargatas, de ellos lleva un farol encendido. Atrás otro marcha llevando una corneta en banderola y la lanza del compañero caído.

Todos los soldados cargan sobre los hombros chopos y cobijas. Frente a ellos, de pronto, se ilumina un árbol grande desprovisto de hojas. Los soldados se detienen y, los que la llevan, dejan en la tierra la camilla. Al encuentro de ellos sale un grupo silencioso de campesinos. El grupo es reducido y lo forman hombres viejos y mujeres. Una de las mujeres lleva, también, un farol grande y encendido. Todas cubren sus cabezas y hombros con paños oscuros.
Mujer I: (Habla a los soldados)
—¿A quién traen allí?
soldado I:
—Al cuerpo de un soldado
Viejo I:
—¿Muerto?
Soldado I:
—¡Sí!
Soldado II:
—Como todos, andaba con Bolívar. Murió ayer en la batalla librada en aquel sitio que Carabobo llaman.
Viejo I:
—Oímos el cañón y escuchamos la furia, de un suelo de metal que se agitaba.
Mujer II:
—¡Fue junio veinticuatro!
Soldado I:
—Quiso que lo enterrarán en este campo, bajo los surcos limpios que una vez él labrara.
(Los soldados se colocan en fila, firmes atrás del cuerpo yacente. Se oye un clarín a la sordina tocando silencio. Al concluir el toque, los soldados quedan a discreción.)
Mujer II:
—¿Lo traen sólo ustedes?
Viejo I:
—¿Y quienes los mandaban?
soldados: (A coro)
—¡Cayeron!
(Óyese una marcha militar fúnebre. Luego vuelve a sonar, a la sordina, el clarín. A la derecha se iluminan tres figuras musicales. Llevan capas obscuras que cubren parte de sus caras y cuerpos. Calzan botas altas de charol, con espuelas. Cubren sus cabezas con el bicornio usado por los oficiales del ejército independentista.)
Oficiales: (Graves)
—¡Aquí estamos! ¡Fuimos sus oficiales!
Oficial I:
—¡Farriar!
Oficial II:
—¡Cedeño!
Oficial III:
—¡Plaza!
(Los soldados hacen posición de firmes y recobran luego su anterior postura.)
Oficial III:
—¡Muertos fuimos ayer cuando emergió la Patria! ¡También es de nosotros el funeral que ahora este lugar contempla! ¡Sus huesos son los nuestros! (Señala el cuerpo yacente.) ¡Como nuestro fue el canto que en sus labios llevaba! Al enterrar su carne, a tierra va la nuestra.
Oficiales: (A coro)
—¡La flor que en ella nazca, será la flor de todos!
(Algunas mujeres y un viejo se acercan al cadáver y lo miran con cuidado. Nuevamente el clarín toca silencio. Las mujeres y los viejos vuelven a sus sitios.)
Mujer I:
—Lo conocí…
Mujer II:
—También yo…
Viejo I:
—Pedro Juan se llamaba…
Mujer II:
—Él nada poseía… Sólo sus manos limpias…
Oficial I:
—¡Y por su sueño supo morir cuando la muerte cruzó por el camino del sol que procuraba!
Mujer I:
—¿Y ese sueño cuál fue?
Viejo I:
—¿Tiene un nombre su sueño?
Oficial I:
—¡Un nombre hermoso tiene!
Soldados: (A coro)
¡Venezuela se llama!


Voces al compañero

El compañero llegó en un alba
[colorida y rumorosa
Sus manos extendidas
[apretaban la inquietud de un futuro incierto
y aún en los ojos se encendía la
[crisálida infancia.

El corazón en calma sostenía la
[palabra aromada de sueños.
¡Ah, de cuántos caminos llegaba
[el compañero de alma joven!
¡Traje sin color, gesto sin
[renunciaciones!

El compañero venía de sí
[mismo hacia esos hombres
que tienen el alma en crepúsculo
[y las esperanzas enlutadas

Hacia los que miran el destierro
[de sus pensamientos,
en ese vacío donde una
[indiferencia manchita luces y colores.
Sabía el compañero de esos ojos
[musgosos, negativos e inútiles,
multiplicadores de imágenes y
[mundos clareados.

De esas bocas que estiran largos
[ruegos dolorosos
mientras las huellas borran
[en sus desesperos los rumbos imprecisos.

¡De cuántos caminos llegaba
[el compañero de alma joven!
¡Lejos de la novia, colegiala
[con tímidez de pájaro!
Las plazas apretadas de verdes y libres a la escapada.

Hoy, allá en los altos árboles no
[son los nidos un botín de travesura;
su construcción frágil sabe
[ahora de sueños como brisas,
de húmedas palabras y ocasos
[sin cantos.

Aquí está el compañero
[deletreando en voces y gestos
una rebeldía que no cabe en la
[simplicidad de las palabras.

La espiga íntima de su verdad
[aroma oídos sordos
y refresca pechos sudorosos
[de opaca resignación.

El compañero llegó en un alba
[colorido y rumorosa.
Las mujeres y los niños
[despertaron su asombro desteñido
al sentir en sus carnes tostadas
[un roce blando de luz.

¡El compañero llegó!
¡Eran los pechos acercándose,
[comprendiéndose!
¡el compañero era: la armonía
[total en su regreso!

Poema extraído del libro César Rengifo, obras poesía, editado por la Dirección de Cultura y Extensión de la Universidad de Los Andes, Asociación Amigos de César Rengifo.

Tomado de: http://www.ciudadccs.info/2015/05/13/cesar-rengifo-dio-voz-a-los-vulnerables/

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